¿Por qué la elección?

En un chalé aislado en los Alpes, Sandra, novelista, es entrevistada por una admiradora. En el piso superior Samuel, su esposo, pone la música a un volumen intolerable. Sandra interrumpe y pospone la entrevista y se encierra en su cuarto mientras Daniel, su hijo de 11 años, con discapacidad visual, sale de paseo con su perro. A su regreso, el niño descubre el cadáver de su padre sobre la nieve. Sandra será la única sospechosa.

Anatomía de una caída pone en escena el proceso penal en contra de Sandra en el que se busca descubrir qué pasó con Samuel. ¿Accidente, asesinato, suicidio? Dos horas y media de preguntas, discrepancias y tensiones entre la fiscalía y la defensa en un entramado de testimonios y argumentos que terminan describiendo la lenta desintegración de esta pareja, la caída física y moral que la llevó a tal desenlace. Y en este proceso implacable, el único que tiene la clave es Daniel, quien por su condición solo puede avanzar a tientas, cuestionando certezas para poder encontrar, reconstruir y aceptar lo más cercano a la verdad.

La desigualdad en la pareja, los celos profesionales, la repartición de roles en una cotidianidad reducida a su más simple expresión son abordados por Justine Triet en una película cuyo fluido guion invierte los roles de género sin limitarse a demostrar que el acoso y el control no son atributos exclusivos de uno de los sexos. Desde el primer momento Sandra se muestra segura, seductora, molesta por la invasión prosaica de lo doméstico en sus días y antipática en su apropiación del estereotipo de la masculinidad. Cuando es acusada de asesinato tambalea sin entender la exposición de su vida privada, esa que es su inspiración literaria y –según el fiscal– la prueba misma de su culpabilidad. El juicio inclina la balanza contra ella y su defensa tiene poco de dónde tomar para moverla a su favor.

En esta película de jueces y abogados no vemos nunca al jurado porque el jurado somos nosotros, los espectadores, que no solo debemos decidir sobre la culpabilidad de Sandra, sino también determinar el nivel de responsabilidad de la parte sacrificada de esta pareja en la construcción del andamiaje que terminó por destruirla.