Foto: Manny Jefferson
La flor púrpura, 2003
Chimamanda Ngozi Adichie
Nigeria
¿Por qué la elección?
Por la voz de Kambili
Chimamanda Ngozi Adichie (1977) crea una de las voces más poderosas de la literatura de hoy: la voz de Kambili, una niña de 15 años que mira con ojos grandes y atónitos su casa y habla de ella con esos mismos ojos. Esa voz cuenta las entrañas adentro de una casa –la violencia en esa casa– y ese recuento es la metáfora de las entrañas adentro de un país. “Todo empezó a desmoronarse en casa cuando mi hermano, Jaja, no fue a comulgar y Padre lanzó su pesado misal al aire y rompió las figuritas de la estantería. Acabábamos de regresar de la iglesia”.
La flor púrpura es el porqué de esa primera frase de la novela y es su glosa. Es el recorrido necesario que hace Kambili hasta que encuentra las palabras para sus ojos, hasta que puede pronunciar “Padre, no te quiero”. Chimamanda revisa la historia colectiva desde la historia íntima de la casa. Y tumba al tirano.
Ficha técnica
“Me encontraba en mi habitación después de comer, […] cuando de pronto oí los ruidos, unos ruidos sordos y continuados en la puerta de madera tallada a mano de la habitación de mis padres. Pensé que la puerta se habría quedado atascada y que padre estaba tratando de abrirla. Si me concentraba en pensarlo, resultaría ser cierto. Me senté, cerré los ojos y empecé a contar. Al contar se hacía más corto y no tan horrible. A veces aquello terminaba antes de llegar a veinte. Iba por el diecinueve cuando los ruidos cesaron. Oí abrirse la puerta. Los pasos de padre en la escalera sonaron más fuertes, más torpes de lo habitual. Salí de mi habitación al mismo tiempo que Jaja de la suya. Nos detuvimos en el rellano y vimos a padre bajar con madre al hombro, colgando como uno de aquellos sacos confeccionados con yute rellenos del arroz que los obreros de su fábrica compraban a granel en la frontera con Benín. […] Madre no volvió a casa aquella noche y Jaja y yo cenamos solos. No hablamos de ella.”