
Het voorstel, 1631
Judith Leyster
Holanda
¿Por qué la elección?
Judith Leyster (1609-1660), una de las artistas femeninas más importantes del Siglo de Oro holandés, fue la primera mujer a la que se le concedió el título de “maestra pintora” por el gremio de pintores de Haarlem, su ciudad natal. Sin embargo, y a pesar de ser reconocida por sus contemporáneos, tuvieron que pasar más de dos siglos después de su muerte para que recobrara reconocimiento como autora de sus obras, ya que la historia del arte las había atribuido a artistas hombres debajo de cuyas firmas se encontró el monograma –sus iniciales y una estrella– con el que Leyster marcaba sus pinturas.
Diferenciándose del arte femenino de la época, limitado a la creación de bodegones, Leyster fue más allá, abarcando también el retrato y la pintura de género con la que representa la vida cotidiana de personajes en entornos públicos y privados; músicos en concierto, escenas lúdicas y de bebedores en tabernas, niños y mujeres en el hogar en quehaceres domésticos, pero también, mujeres en otros contextos y empoderadas como ella misma. Así, en Zelfportret se pinta haciendo su oficio; sentada frente a un lienzo en construcción, sostiene la paleta, los pinceles y mira sonriente al espectador. En Het gelukkige paar y Het concert, Leyster rompe con el prototipo iconográfico del S. XVII en cuanto a la representación del rol social de la mujer y la pone a la par de los hombres sirviendo una copa de vino en Het gelukkige paar o teniendo el poder sobre la partitura como en Het concert. En el marco general de sus representaciones del mundo femenino, que incluye diversas aristas, Het voorstel es una de sus obras más poderosas e inquietantes. Se trata de la imagen de una joven sentada en una silla, cosiendo bajo la luz tenue de una vela al lado de una mesa en la que un hombre mayor se recuesta abriendo su mano para mostrarle un puñado de monedas mientras con la otra toca su hombro. Tanto la joven Het voorstel como al resto de mujeres en la obra de Leyster parecieran ser dueñas de su propia elección y su visión frente a estas temáticas comunes, plasmadas también por artistas masculinos en el S. XVII, abre en la pintura una nueva perspectiva femenina.
Ficha técnica

Zelfportret (Self-Portrait), 1630
