¿Por qué la elección?

“Para decir mucho hay que mostrar poco” decía Chantal Akerman (1950-2015). Y eso es exactamente lo que hizo en Jeanne Dielman. Mostró poco y lo dijo todo. Las tres horas veinte minutos que dura la película muestran tres días de la vida de una ama de casa viuda, en Bruselas. Días que transcurren comprando y preparando las comidas, lavando platos, limpiando superficies, peinándose, bañándose y otros rituales domésticos que, para nuestra sorpresa, alterna con el también ritual de acostarse con hombres por dinero. Cada una de estas acciones es presentada en un tiempo cercano al tiempo real. Y, es en esa observación minuciosa, en la lentitud del registro, en la reiteración de acciones insignificantes -y su equiparación con las que no lo son-, que Akerman logra decirlo todo: nos hace ver lo invisible, enrarece lo que percibimos como habitual, explica lo inexplicable y, sobretodo, despoja de tópicos la mirada del cine sobre vida de las mujeres.